Fanático de Newell´s, actor y periodista, Juan Ignacio Cané jamás imaginó que iba a formar parte de la serie del momento y mucho menos que iba a compartir escenas junto a Diego Boneta. En diálogo con un medio rosarino, el protagonista de “Luis Miguel, la serie” dio a conocer cómo llegó a este momento.
En la serie, el actor, a pesar de ser argentino, encarna a José Pérez, un uruguayo “muy astuto y que hace tratos dudosos para beneficio personal” y que trabaja como chofer del representante de Luis Miguel hasta que logra ganarse su confianza pero no con buenas intenciones.
En la vida real, “Juanchy” tiene 40 años y es hijo de un contador y una maestra jardinera. Comenzó desde muy chico con la actuación y a los 14 años, ingresó a la Escuela Provincial de Teatro. A pesar de la pasión por su carrera, el rosarino se dio cuenta de que en su ciudad no podría "progresar" por lo cual decidió cambiar el rumbo.
“Ser actor y vivir de esta profesión en Rosario es imposible”, admitió durante una nota. Esto lo llevó a estudiar periodismo y a trabajar como productor, llevando su pasión por Newell's siempre consigo. Sin embargo, deseaba seguir actuando por lo que en 2004 decidió viajar hacia México.
“Di muchas vueltas, hice teatro y me la rebusqué durante cuatro años”, confesó. En 2009 llegó a Buenos Aires donde se dedicó a la venta de lentes y libros hasta que le llegó la oportunidad de un pequeño papel en la telenovela “Alguien que me quiera”. A partir de allí comenzaría a trabajar en comerciales pero no se daría por vencido.
Su llegada a Netflix sería con la serie de Carlos Tévez donde fue rechazado para el papel del padre y el tío del protagonista. Pero esto no lo frustró ya que quedaría para interpretar a un técnico de Vélez. Más tarde, llegaría un duro golpe cuando quedó afuera del casting de “La casa de las flores”.
Pero esta convocatoria le sirvió para que su perfil fuera tenido en cuenta para la serie de Luis Miguel. “Iba a estar en algunos capítulos, pero al director le gustó el trabajo y estuve hasta el final”, celebró. Sin duda, se trata de una historia de superación y de nunca bajar los brazos.