En la segunda edición de MasterChef, las historias de vida predominan. Los practicantes que pasan están en la etapa de eliminación, jugándose la posibilidad de quedar entre los 8 que finalmente serán parte del reality culinario. En este punto, este martes 21 sorprendió Belén, una joven de 31 años que tiene cuatro hijos.
Luego de contar que iba a hacer un pollo al verdeo, dio un panorama de su presente y puso el foco en su amor por el arte culinario. “Quería estudiar cocina pero después dejé con los niños y todo... Hago cuadros, campañas y un poquito de todo”, comentó la aspirante.
Luego de eso, Donato De Santis quiso saber cómo nació su pasión por la comida, y le respondió: “De chica pasé mucha hambre, entonces creo que viene por ahí que me guste la cocina. A mí me abandonaron, me dejaron en una plaza, me agarró una familia. Vivíamos en un barrio muy precario, en una casilla.
"Éramos cartoneros, pedíamos pan de ayer en las panaderías. O sea pasé hambre realmente. Y creo que desde el deseo de comer y de tener comida, me gusta y amo comer”, explicó la participante y logró sensibilizar al jurado compuesto por Damián Betular, Germán Martitegui y De Santis.
Sin embargo, cuando llegó el momento de la devolución, a Betular no logró conquistarlo desde el sabor. “Entiendo que hay un montón de nervios y un montón de cosas en juego pero el plato es el que define, y para mí es un no”.
Por suerte para ella, los otros dos chefs respondieron que sí y eso hizo que avanzara a la siguiente instancia. “Está bastante bien, hay cosas para mejorar. Tenés mucho cariño. La papa estaba muy rica. Te salió muy generoso y muy honesto el plato”, dijo Donato. “Yo no voy a hablar del plato, a mí me parece que vos te merecés esta oportunidad y me parece que nosotros nos merecemos la oportunidad de tenerte cerca un rato y enseñarte a cocinar. Así que te voy a dar un sí”, agregó Germán.