Este martes 20 se vivió una edición distinta de Gran Hermano. Por un lado, porque no se llevó adelante la prueba del líder, sino compitieron para superar la primera etapa y, de esta manera, jugar mañana ni más ni menos por una casa. Además, si bien esta semana no habrá eliminación, el ganador tendrá los premios y la cena como de costumbre.
En el medio, volvió a sonar el teléfono rojo, que se había dicho que era eliminación directa, pero hubo una pequeña trampita. Santiago del Moro lo explicó: “El que atienda va a tener que irse expulsado de la casa. Ahora, ¿qué va a pasar de ahí en más? Se va a ir, le van a vendar los ojos, va a haber un productor con pasamontaña, no van a tener contacto visual ni de diálogo, y lo van a llevar hasta el SUM”.
“El SUM está preparado con comida riquísima, con mucho material porque van a poder ver películas, y va a poder ver la casa en vivo”, agregó Santi, y bromeó: “Es como asistir a tu propio velorio. Ver cómo te están velando, o no…qué dicen los demás de vos. Es un ultra beneficio”.
Finalmente el teléfono sonó. Para que no haya especulaciones pusieron el reloj en 5 minutos, cuando se puso en cero, la llamada. Quien atendió fue Agostina, y GH le dijo: “Tenés que abandonar la casa en este momento”. Por supuesto, la cara de desencajados se vio en todos. Hasta en Furia, con quien estuvo enfrentada, se mostró en shock.
Rosina y Virginia, que tampoco lo podían creer, sospecharon. “Va a volver entrar con alguien más”; “Algo lindo le tiene que pasar”. Ante esto, Gran Hermano le pidió que le armen la valija, y que se la lleven al SUM. Ese fue un baldazo de agua fría, porque se lo empezaron a creer.
Cuando fueron al SUM, ella tenía los ojos vendados, se sacó la venda, y estaba llorando. Santiago le explicó que, en realidad, salió beneficiada por 24 horas. En ese momento su semblante cambió y empezó a sonreír. “No, terrible”, expresó.