ENTREVISTA A FONDO

Angie Balbiani: ''Con Pampita compartimos años maravillosos de pañales, películas, pijamadas y ñoquis a domicilio”

La actriz de Floricienta y actual panelista de Editando tele conoció a Carolina Ardohain en la adolescencia y con el tiempo se hicieron íntimas amigas. Tanto que cuando Vicuña se iba de viaje, Balbiani se quedaba a dormir con Pampita. ¿Si alguna vez estuvieron peleadas? “Nunca pero la gente va a pensar lo que quiera”, dice ella

Escrito en ESPECTÁCULOS el

Llegó al casting de Rebelde Way de casualidad, Cris Morena le tomó la prueba y quedó elegida para darle vida a Felicitas, la mejor amiga de Luisana Lopilato. Corría el año 2002 y tras dos exitosas temporadas en la ficción juvenil, Angeles Balbiani (39) siguió trabajando con Cris y durante 2004 y 2005 compuso a Sofía, la hermana un poco torpe de la malvada Delfina (Isabel Macedo) en Floricienta. Entre las dos ficciones fueron cuatro años ininterrumpidos de grabaciones, teatro, giras por la Argentina, Latinoamérica, Europa y Medio Oriente. Sin embargo, un día Angie dijo basta y dio un paso al costado: se puso en pareja con Félix, fue mamá de Benjamín (12), formó su familia, se divorció, se recibió de periodista y cuando sintió que era hora de volver al medio, lo hizo. En 2018 regresó a la pantalla chica de la mano de su íntima amiga Carolina Ardohain –a quien había conocido en la adolescencia- y formó parte del panel de Pampita Online. Luego pasaría a integrar el equipo de Intrusos y actualmente está en el programa Editando tele, que conduce Mariano Peluffo por la señal Net. Como si fuera poco, Telefe repuso a las 18 Floricienta y Balbiani disfruta el furor que sigue causando la exitosa creación de Cris Morena.

-¿Cómo vivís este revival de Floricienta?

-Con mucha emoción. ¿Sabés que la empecé a ver de vuelta? Pensé que no porque con Rebelde Way no me pasó: cuando la pusieron en Netflix, mi hijo la veía y me llamaba para comentarme, pero con Floricienta es diferente. Un ratito antes de irme al canal lo pongo, me gusta, lo disfruto. Es tan pura la novela y tan necesaria en este momento de pandemia en que estamos tan empapados de muerte, de cosas tristes y difíciles. Volver a la ficción nacional es espectacular y mucho más volver a la fantasía y a revivir la historia de una mujer que sueña con estar con su príncipe azul.

-¿Qué te provoca verte tan chica?

-Soy otra mujer, ¡es rarísimo! No me reconozco. Físicamente estoy muy distinta y era tal la interpretación que le daba al personaje que me gusta no reconocerme. Tenía características similares al personaje que hice en Rebelde Way: las dos eran chicas retraídas, calladas y recuerdo haberle dicho a Cris que quería agregarle anteojos a Sofía para que fuera bien en contraposición al personaje de Isabel, que es alta, flaca, divina y con un pelazo. Yo quería que Sofía fuera opuesta y con el toque de los anteojos lo fuimos logrando de a poquito.

-¿Sentís el furor en redes sociales?

-Sí, mucho. Es un colectivo que va detrás de los productos de Cris y no cae muy lejos del árbol la gente que le gustó Rebelde Way y Floricienta. Sí me parece que se va armando de a poco una audiencia nueva que nunca hubiera imaginado: mi sobrina de 5 años lo ve, por ejemplo, y es algo que jamás lo hubiese soñado. El otro día pensaba la suerte que tengo de que las dos novelas que hice estén circulando: una en Netflix y la otra en Telefe.

-¿Es real que caíste de casualidad en el casting de Rebelde Way?

-Sí. Fue así: estaba estudiando Arte Dramático en la universidad y tenía que terminar una monografía con una amiga, que vivía en Caballito y justo ese día mi mamá me había prestado el auto. Mi amiga me pidió que pasara a buscarla por Estudio Mayor y cuando llegué, ella no estaba pero sí había una productora en la puerta con una carpeta en la mano. Le dije que estaba buscando a mi amiga y ella me respondió: “¿No querés pasar a hacer el casting?”. No sabía de qué me hablaba pero pasé. Y así fue.

-¿Estaba Cris Morena?

-Sí, ¡me lo tomó ella al casting! Estaba Marisa, la coreógrafa y todo el equipo que después me acompañó durante el proceso. Cris estaba sentada en una mesa, me preguntaron si sabía cantar y respondí que sí, pero en la ducha. “No voy a cantar para no hacer un papelón”, comenté y se rieron. Me fui pensando que no había quedado pero contenta porque al menos los había hecho reír un rato.

-¿Cómo te comunicaron que habías quedado?

-Primero me convocaron para que hiciera el taller: nos juntábamos en un gimnasio en Martínez, íbamos, bailábamos y me daba cuenta de que estaba con el elenco porque eran todos los chicos que habían estado en Chiquititas. Después me dijeron que había quedado en el elenco pero lo loco es que fue en 2001, un año muy difícil para todos y era casi imposible pensar en hacer una ficción con todos los problemas económicos que había. Por suerte se hizo y fue espectacular. La ves hoy, 15 años después y no es antigua. Me saco el sombrero por Cris y estoy feliz de haber trabajado con ella.

-¿Te quedaron amigos de aquella época?

-Te cuento lo que me pasaba: tenía 21 años cuando grabábamos Rebelde y los chicos eran más chicos. Tenía muy buen vínculo con Felipe Colombo y Luisana Lopilato, que eran pareja, y Felipe siempre nos traía para nuestras casas. A Feli lo adoro y a Lu la vi por última vez hace dos o tres años en un cumpleaños de Michael Bublé. Siempre con mucho cariño y cuando sucedió lo de Noah, estuve conectada pero desde un lugar ubicado. Le mandé un mensaje y le deseé lo mejor, esperando que no fuera cierto. No se entiende cómo puede pasar eso con los niños. La última vez que nos encontramos nos dimos un abrazo con muchísimo cariño porque Lu fue una gran maestra para mí.

-¿En qué sentido Luisana fue una maestra?

-Luisana siempre fue muy impecable con la letra, sabía siempre la letra perfecta, de pé a pá y no te la careteaba; era todo exacto. Recuerdo que un día nos tocó hacer 13 escenas en el cuarto de Mía Colucci, su personaje, y la resolvimos en menos de una hora. Estaba estipulado grabarlas en 3 horas y media y lo resolvimos en menos de una hora. Armamos una disciplina entre las dos, nos sabíamos la letra y fluía naturalmente, con lo cual se hacía rápido.

-¿Terminaste la facultad?

-No. Tuve que dejar Arte Dramático porque no me daban los tiempos con las grabaciones y las giras. Intenté hacer las dos cosas al mismo tiempo pero tenía que estar a las 12 del mediodía en el canal y la carrera se cursaba hasta las 2 de la tarde. Llegó un momento en el que tuve que elegir qué hacer y opté por lo que sentía que iba a ser una sola vez en la vida. Así fue que me quedé trabajando. En la facu era compañera de curso de Luli Salazar.

-¿Iban al mismo curso con la Salazar?

-Sí. Muy loco, ¿no? Luli estudió conmigo todo el primer año y recuerdo que era impecable. En ese momento me llamaba la atención porque era una chica muy voluptuosa y a la vez muy inocente, sin maldad. Por prejuicio, uno espera que si tenés ese lomazo, tenés que ser mala. Ella nada que ver; siempre fue muy amorosa y buena mina.

-Cómo sufre Sofía, tu personaje en Floricienta, con su cruel mamá, Malala (Graciela Stefani).

-No sufras ni un minuto por ella porque no sabés lo que nos divertíamos haciendo esas escenas. El otro día hablaba con Graciela Stefani y recordábamos cómo nos moríamos de la risa en los ensayos cuando me gritaba “estúpida”. La pasamos súper bien. Si bien no me quedaron amigos amigos íntimos de Floricienta, hablo con muchos y tengo la mejor con Isabel, con Graciela, con Nico Maiques y a Lali Espósito cuando me la encuentro nos saludamos muy bien. Les tengo muchísimo cariño a todos los que trabajé.

-¿Y Florencia Bertotti?

-A Flor la adoro. Es una mujer que trabaja sin parar. Creo que todos los que trabajamos con Cris y hemos permanecido, aprendimos una disciplina muy linda y muy importante que a mí me sirvió para cualquier otro trabajo después. Sobre todo esta cosa de llegar siempre a horario, estar listo, no improvisar. Con Flor siempre la mejor, es lo más.

-Si se hiciera de nuevo un estadio, por el furor que hoy causa la tira, con los personajes ya crecidos. ¿Estarías?

-Obvio, ¡sabés cómo me prendo! Me re prendo. No lo dudo. ¿Adónde hay que firmar? Cuando pienso en el teatro Gran Rex y las giras por el mundo, no lo puedo creer. En Israel, las chicas dormían abajo del hotel por nosotros y yo pensaba: “Esto solo lo veía en las películas o en los noticieros, es una verdadera locura”. Recuerdo el márketing y en Israel había hasta sábanas y relojes con nuestras caras. Al día de hoy no puedo creer el fanatismo. Era un juego hermoso y todo era disfrute. Jamás me quejé o dije “qué cansada estoy”.

-¿Qué regalo de un fan te dejó azorada?

-Una vez me mandaron un cuaderno con todos los artículos de las revistas y todas las figuritas del álbum en las que aparecía yo. En Israel había mucho más márketing que acá y una fan me armó eso con mucho amor, tiempo y dedicación. Eso me llamaba más la atención que un regalo ostentoso. Tengo todo guardado, la remera y la camisa de mi personaje, una caja con el álbum de figuritas y hasta sobrecitos sin abrir.

-Tu personaje en Floricienta sufre bullying. ¿A vos te pasó también?

-Sofía no encajaba en el mundo que la madre esperaba para ella pero después logró encajar en otro mundo y ese es un buen mensaje. Está bueno siempre buscar por otro lado cuando sentís que no encajás en tal circunstancia. Siempre hay un roto para un descosido y alguien que te va a llenar el alma. Sofía encontró su lugar en el mundo con chicos de otra clase social. En lo personal, sufrí bullying al estar expuesta y como era grande, tenía 21, lo podía manejar. Y aún así me dolía.

-¿Qué te decían?

-Cuando uno tiene sobrepeso, piensa que el problema es el sobrepeso. Después bajás unos kilos y te dicen que tenés cara de vieja. Al que le afecta eso, se pondrá bótox y le dirán que tiene bótox. A mí me han dicho que me operé la cara y uno se la pasa tratando de conformar al otro. Cuando descubrís que el otro nunca va a estar conforme porque en realidad la disconformidad es consigo mismo, uno se relaja y empieza a ser un poquito más feliz.

-¿Esos ataques te provocaron cambios en tu vida diaria?

-No me repercutió en la salud pero obviamente que no está bueno que alguien te grite desde un auto: “Gorda”, o que te digan cosas feas. Las mujeres y los hombres a los que les pasó esto me van a entender: cuando te ponés un jean que no te entra y te cuesta entrar en ese pantalón, no te sirve que alguien te diga: “Che, ese pantalón te queda chico”. ¡Porque vos ya lo sabés! Hay cosas que uno no necesita escuchar del otro. Pero también creo que este país tiene que empezar a modificar la conducta con algunos patrones de belleza o de sexualidad. Nos llenamos la boca diciendo que cambiamos pero seguimos siendo los mismos diciendo que sabemos que tenemos que cambiar.

-Después de Rebelde Way y Floricienta te alejaste de la tele muchos años hasta que volviste en 2018 con Pampita. ¿Qué pasó en el medio?

-¡Tanto! Entre tantas cosas, estudié periodismo y tuve un hijo. ¿Por qué me alejé de la tele? Es muy loco esto y nunca lo conté: cuando terminó Floricienta, me convocaron para protagonizar una ficción infantil pero sentía que no iba a funcionar. Había algo en mí que me hacía pensar que no iba a funcionar y me bajé del proyecto. Muy loco porque nadie se baja de un protagónico y duró tres meses en el aire. No me arrepiento ni un solo día de haberme escuchado y haber hecho lo que hice, aunque jamás diré qué programa era porque tengo amigos que trabajaron ahí. Cuando nació mi hijo retomé periodismo, que era la carrera que cursaba a la par de Arte Dramático en su momento pero que había tenido que dejar por falta de tiempo. Retomé la carrera y la hice despacito, con un hijo chico. En 2017, llegó la convocatoria para hacer el programa de Pampita.

-¿Cómo fue volver a la tele después de 12 años?

-Fue loquísimo pero lo viví como un juego. Disfruto de ir a trabajar, me gusta, no lo padezco y es como ir a un parque de diversiones: no sé a qué juego me voy a subir hoy pero sé que me voy a divertir seguro. Con esa política por delante, era divertidísimo hacer Pampita Online porque era un programa de cable y jugaba a ser periodista, cosa que nunca había ejercido porque estaba recién recibida. La diferencia con las ficciones era que ya no estaba escudada en un personaje sino que era yo misma, Angie Balbiani. Y hay que liar con eso cuando después te levantan de los portales, eh.

-¿Cómo nació tu amistad con Pampita?

-A Caro la conocía desde que ella era vendedora de ropa en el local de una amiga de mi hermana y yo iba al colegio. Ahí no nos hicimos amigas pero nos conocíamos y luego nos reencontramos en Rebelde Way pero no éramos íntimas amigas tampoco. En 2008, nació mi hijo Benjamín y Bautista, el hijo de Caro. Vivíamos a media cuadra y nos encontrábamos en la plaza todos los días hasta que hicimos una especie de matrimonio de gitanos e íbamos juntas a todos lados: a las clases de música, a la plaza, yo me quedaba a dormir en su casa los fines de semana. Fueron años maravillosos los que compartimos con Caro, Benjamín, Blanca y Bauti. Años de pañales, películas y ñoquis a domicilio.

-¿Por qué te quedabas a dormir en su casa los fines de semana?

-Porque a veces su marido viajaba y ella me decía: “Venite, vamos a mirar una película”. Yo iba porque estábamos ahí nomás, re cerca. Era como una pijamada con hijos incluidos, ¡hermoso! Como amiga, Caro es lo más. Por suerte, este año se empezó a enojar un poco más y eso me gusta porque ella tiene su carácter también. Es buena mina.

-Se dijo que estuviste peleada con ella. ¿Qué hubo de cierto?

-¡Nada! Jamás nos peleamos pero entiendo que es divertido también para el medio. Como hay poca ficción en este país, tendemos a ficcionar la realidad y se instaló que estábamos peleadas. En realidad, tenía que ver con que yo no había arreglado renovar en Pampita Online y me fui a trabajar en un programa de chimentos, Intrusos, en otro canal. Con Caro nos reímos y al día de hoy me siguen preguntando si estoy peleada con ella. ¡Yo ya me río! No me afecta que el otro piense en algo que no es.

-¿Hoy en qué andás en lo laboral?

-Nunca había trabajado con Mariano Peluffo y es lo más. Estoy en Editando tele con él y Luis Piñeyro, con quien vengo trabajando hace tres años entre Pampita y Gossip. Estoy chocha porque me encontré trabajando con dos personas sencillas y eso es difícil de encontrar en este medio. Voy feliz a trabajar y me divierte porque el programa es como un resumen de la tele. Es como ver lo más importante del día, siempre con una nota de color.

-¿Con Cris Morena cómo está tu vínculo?

-Buenísimo, le estoy siempre agradecida. A ella le pasó lo peor que le puede pasar a una madre y Cris ha sido madre de todos nosotros en algún momento, en algún punto. Nos fuimos de viaje con ella y nuestros padres le han confiado lo más importante que tienen, con lo cual siempre voy a tener mucho respeto y mucho cariño hacia Cris.

-La pérdida de un hijo también lo viviste de cerca con Pampita.

-Sí. Es un tema que nunca voy a hablar públicamente porque no me corresponde. Sí genéricamente te puedo decir que admiro a las personas que les pasan cosas como esas y siguen de pie.

-¿Con quién vivís?

-Con mi pareja, Juan, con mi hijo Benja y con mi perra, Sasha, que es una weimaraner. ¡Siempre está pegada a mí! Tiene 5 años y aunque se la traje de regalo a Benja, la que se termina haciendo cargo de todo siempre es la madre: ¡él no la pasea ni levanta nada de la calle! Yo me encargo de todo, ¡así que es mi hija!

-¿Cuánto hace que estás en pareja con Juan?

-Casi tres años pero mucho no hablo de él. No porque no me guste sino porque no tiene que ver con este medio. También hay que entender que hay gente a la que puede no gustarle la exposición. Me parece que está bueno respetarlo también.

-¿Cómo lleva Benjamín este año sin clases?

-Es muy raro. Por suerte, desde que se habilitaron los parques le organicé para que juegue al fútbol con un par de amigos. Porque lo fundamental me parece que no es tanto el sistema educativo sino la parte social. Se queda sin la charla de amigos y eso te nivela: si estás zarpado, si está bien lo que decís, si vas medio atrasado. Trato que de vez en cuando se junte con amigos y en cuanto al tema escolar, Benja la está llevando bastante bien.

-Difícil tener 12 años y estar tantos meses encerrado, ¿no?

-Sí, es tremendo, es la pre adolescencia. Cuando escuché que la vacuna había dado un paso hacia atrás, entendí que esto va a ser así hasta el 2022 así que nos tendremos que acostumbrar porque no va a quedar otra. ¿Si me presentó alguna noviecita? No. Todavía sigue aniñado con el tema. Ahora lo agarró la pandemia y la novia va a tardar. Lo tuve a Benja a los 26 años, tenemos un vínculo muy particular y cuando me dicen que me voy a morir de celos, no creo que sea así. Confío en el hijo que crié y estoy muy orgullosa de él.

 

Nicolás Peralta