ENTREVISTA ÍNTIMA

Lourdes Sánchez: ''No haber ido al entierro de La Floppy hace que no caiga del todo en que ya no está más"

A una semana de la muerte de La Floppy Peloc, la bailarina abrió su corazón con Pronto y contó cómo sobrelleva estos días de angustia por la temprana partida de su entrañable amiga.

Escrito en ESPECTÁCULOS el

“Todavía no caigo, sigo sin poder entender lo que pasó”, se sincera Lourdes Sánchez (33) a una semana exacta de la partida de su íntima amiga, La Floppy Peloc, quien falleció el pasado lunes 27 de agosto a los 31 años en la Clínica Suizo Argentina, donde estaba internada en terapia intensiva dando pelea a un cuadro de leucemia. En una entrevista íntima con Pronto, la bailarina contó cómo son sus días, recordó a La Floppy con anécdotas compartidas y cómo sobrelleva la angustia sin transmitírsela a su hijo Valentín (3), quien tenía una devoción especial por la comediante de El precio justo e íntima amiga de Lizy Talgiani.

-Hoy se cumple una semana de la partida de Floppy. ¿Cómo estás vos?

-Una semana ya, parece mentira. El lunes y martes pasado fueron los días más tristes, de llorar mucho y este tema de no haber podido despedirlo y de no ir a su entierro hace que no caiga del todo. Me faltó esa despedida para darme cuenta de que ya no está más. Siento que una despedida me hubiese hecho caer más. Al día de hoy no lo puedo creer, todavía me cuesta creerlo. Lamento mucho que por esta situación de pandemia no se pueda despedir a un ser querido como realmente se lo merece. Te juro que me cuesta mucho caer.

-Ustedes tenían un grupo muy unido de amigos.

-Sí y eso lo hablamos mucho con los chicos. Tenemos un grupo que llamamos Mumbay y somos: Sofi Morandi, Momi Giardina, Vane Pellizzeri, Rodrigo Messina, La Floppy y yo. Es un grupo en el que nos reímos mucho todo el tiempo, nos mandamos fotos escrache, nos decimos barbaridades y nos matamos de la risa. Muchas veces estoy por las noches cagándome de risa, el Chato me pregunta de qué me río tanto y le cuento que estoy hablando con los chicos. Uno de los grandes motores para que eso suceda siempre fue La Floppy por lo picante, gracioso y divertido que era. No paraba de hacer chistes y bromas y la forma que tenemos de despedirlo es compartiendo videos graciosos con él. En mi carrete del celular, el 90 por ciento del material son cosas con Floppy.

-¿Cómo comenzó tu amistad con La Floppy?

-Nos conocimos en una temporada en Carlos Paz, cuando hicimos Casa fantasma. Fue como asistente de Lizy, ahí nos conocimos y nos elegimos de entrada. Nos adoptamos mutuamente y La Floppy era más que un amigo, era mi familia. Para mí, mis amigos son muy importantes porque tengo a mi mamá lejos, en Corrientes, y mis amigos son mi familia en Buenos Aires. La Floppy era como un hermano posta. Caía a mi casa sin avisarme todos los días prácticamente antes de la pandemia, se preparaba el mate y se movía como si fuera su casa. Comíamos, se quedaba hasta la noche y Floppy siempre decía que era la institutriz de Valentín.

-¿Era una especie de niñera de tu hijo Valentín?

-Sí, me ayudaba un montón para que yo pudiera estar trabajando y a la vez con Valentín. Venía conmigo a todos lados, cuidaba a mi hijo y lo amaba tanto que lo tenía de protector de pantalla en el teléfono, en la compu y en todos lados. Valentín era su protector de pantalla. Lo llama “Cielo” y al comienzo, Valentín le decía “Py”. Una de las primeras palabras que aprendió a decir Valen fue Py y luego Opy, por Floppy. Lo recontra malcriaba y lo primero que hacía Valentín cuando llegaba La Floppy a casa era abrirle la cartera sin aviso para ver qué le había traído. Porque todos los días le traía un huevito Kinder y cuando no se lo traía, él se ponía triste.

-Valentín tiene 3 años. ¿Le contaste lo que pasó con Floppy, lo hablaste con él?

-No. El día que me enteré, que me avisó su hermana Claudia, yo estaba acostada mirando el primer programa del Cantando, con Valentín al lado. Estaba sola con él. Primero me llegó la noticia de que había entrado en terapia y lo llamé directo a Fede Bal para contarle le situación y ver si él sabía qué pasaba con una persona que tiene cáncer y que tiene una infección generalizada. Le pedí si podía averiguarme cuán grave era y me dijo que no era una pavada. “Es grave, Lourdes. Avisame cualquier cosa pero él es joven”, trató de aliviarme Fede. Al ratito, me llegó un mensaje de voz de la hermana para avisarme que había fallecido Floppy y me salió llorar, gritar y fue una situación muy triste. Valentín estaba al lado mío, me decía “mamá no llores” y se largó a llorar conmigo porque se asustó. No le dije nada a él, al día de hoy no le dije nada y lo único que hago es mostrarle videos con la Floppy para que no la olvide. Decidimos no decirle y que la tenga presente mientras vaya pasando el tiempo.

-Qué triste todo.

-Sí, muy triste y no lo esperábamos. El 2 de julio nos mandó un mensaje a la madrugada para decirnos que había llamado a la ambulancia porque le dolía mucho al costado de la panza e incluso nos mandó un video cuando llegó la ambulancia. Sabíamos que era grave y que la íbamos a tener que pelear y luchar juntos pero nunca se me pasó por la cabeza que iba a tener este final. Todo el tiempo me proyecté a futuro peleándola, que iba a ser difícil pero que íbamos a salir. Me tomó por sorpresa y era un final que no esperábamos.

-¿Lo pudiste ver en el último mes?

-Sí. Fui muchas veces a la clínica y nos turnábamos para que él no estuviera solo. Además, nos pedía que fuéramos y lo veía con mucha fuerza. Estaba muy positivo, no se tiró nunca para abajo y decía: “Vamos a lucharla, me siento bien”. La primera semana de tratamiento con quimioterapia y punciones se lo bancó bastante bien. Salvo el fin de semana antes de que falleciera, nos empezó a decir que se sentía sin apetito. Hasta el sábado hablé con él, me contestó los mensajes pero ya el domingo no me contestó más, lo cual me pareció raro porque siempre te contestaba todo. El lunes le volví a escribir y le puse: “Amigo, ¿querés que mañana vaya?”. Pero a la noche pasó todo lo que pasó. El estaba con su hermana en ese momento.

-Recuerdo que le diste la primera oportunidad de subirse al escenario, con el personaje del Payaso Papelón.

-Ay, ¡sí! El siempre quiso ser artista y ser reconocido. Amaba el teatro, que le pidan fotos, subirse a un escenario, maquillarse y ponerse todos los brillos. Amaba todo eso. yo veía la conexión que tenía con los chicos por Valentín y creamos ese personaje hermoso que fue el Payaso Papelón. A la tele después no lo pudimos llevar por los costos y porque teníamos un presupuesto muy reducido, pero en mis previas del Bailando siempre venía disfrazado de payaso al costado y amaba eso. Después cuando pasó todo lo de El precio justo con Lizy, yo sabía que ahí él estaba cumpliendo su gran sueño. Lo pudo lograr de la mano de Lizy, que lo mostró y la gente lo adoptó y lo amó. Floppy es muy querible.

-Su humor era muy sano e inocente.

-Sí, siempre. Odiaba las malas palabras, jamás lo ibas a escuchar putear y si yo decía alguna guarangada, se horrorizaba. Era un 10 como persona y me ponía muy feliz en este último tiempo cuando salíamos juntos a la calle, la gente se le acercaba y le pedía fotos a él y no a mí. Lo miraba sonreír y me hacía muy feliz porque sabía que se le estaba cumpliendo lo que tanto había soñado.