La semana pasada estuvo cargada de mucha tensión, miedo, angustia e incertidumbre tanto para Mica Tinelli como para Candelaria ya que su mamá, después de pelearla durante meses, iba a recibir su trasplante hepático. En este tipo de cirugías, las primeras 72 horas son clave para ver cómo se adapta el órgano recibido al cuerpo del paciente y para toda la familia fueron momentos de alerta máxima.
Pero los días fueron pasando y Soledad Aquino fue respondiendo según lo esperado, por lo que todos sintieron un gran alivio. Ya más tranquila, Micaela sintió que debía agradecerle a toda la gente que estuvo al pie del cañón, mandando fuerzas y buenas energías en un momento tan crítico, sin siquiera conocerla.
"No estoy agarrando mucho el teléfono por circunstancias que ya varios sabrán, tampoco me gusta hablar de mis temas personales y más cuando son tan delicados pero sigo agradeciéndoles por todos los mensajes y la hermosa energía que me mandan".
"El otro día lo escribí porque no me sentía preparada para hablar a cámara pero no saben cómo llega el amor y la energía tan linda. Se trasmite, de verdad, llega... ¿qué decirles? Sólo palabras de agradecimiento".
Soledad Aquino sufrió una hemorragia digestiva en marzo y fue internada en terapia. Las primeras semanas fueron críticas, su estado era grave y los médicos tuvieron que hacer un esfuerzo enorme por sacarla adelante. Con el correr de los días, se les informó que debería recibir un trasplante hepático y desde entonces, estuvo en lista de espera del INCUCAI.
El jueves pasado, finalmente, pudo llevarse a cabo el trasplante y ahora sólo resta esperar su recuperación total.