El regreso de Gran Hermano a la pantalla chica generó repercusiones que no se detienen. En primera medida, el número de audiencia que tiene cada noche, tanto en las galas como en los debates. El rating acompaña (ronda los 20 puntos) y, lejos de bajar, se mantiene. Pero también hay críticas que salpican para todos lados. No se salvan los participantes, la producción por la elección y hasta Santiago del Moro quedó en el medio.
En una charla con LAM, una de las primeras consultas fue sobre las críticas a los participantes. Sobre esto, dijo: “Yo le tenía fe pero nunca esperé tanto quilombo en tan poco tiempo. Trato de ponerme en el lugar de los participantes. Muchos esperan que ellos den mensajes, digan cosas inteligentes o eduquen. Pero ellos están ahí porque quieren ser famosos, ganar el premio o vivir la experiencia. Pero no son ni más ni menos que personas como cualquier otro”.
“Es un programa de televisión y a ellos no les van a dar ningún ministerio para que gobiernen. A diferencia de otro reality es que acá el aislamiento es total. Salvo cuando les gritan algo desde el afuera, pero ni siquiera saben si es cierto o no lo que les gritan. Las cámaras están activas las 24 horas y ellos hacen lo que pueden”, agregó, haciendo referencia a los dichos de Alfa.
Ya pasando a las críticas hacia él (uno de los que habló fue Jorge Rial), indicó: “Todo lo que pasa afuera me parece bienvenido y trato de no colgarme, porque para hacer un programa que mida lo que mide Gran Hermano necesitás de todo esto también. No me lo tomo personal. Disfruto... pensá que tengo tres hijitas, una bebé, la radio, la tele y trato de disfrutar. Si me cuelgo en todo lo que pasa en un programa tan gigante... aparte yo soy uno más del engranaje del programa. El programa no soy yo ni el rating es por mí. Circunstancialmente, me toca hacer el programa. Lo disfruto y me encanta que nos vaya bien”.
“Trabajé mucho en mi vida para que no me importe la mirada del otro. Tengo un programa número uno en la radio y número uno en la tele. Disfruto de eso y el resto no me llega, no me importa. Me da lo mismo lo que digan. No es algo que me modifique ni que pueda hacer nada con eso. Se cumplió un mes que estamos al aire y siento que llevamos 15 años y todavía falta un montón”, remarcó.
Por último, comentó que hay dos cosas que le llaman la atención: “Uno es que la grieta política no se ha metido todavía. Dentro de la convivencia muchos piensan diferente pero pueden convivir y eso está bueno. Otra cosa es que muchos no han mostrado es su verdadera personalidad. Juan, por ejemplo, aparece afuera como un tipo que tuvo una vida muy complicada, muy difícil, muy sensible. Y eso no lo mostró en la casa. No entiendo por qué van a hacer esa estrategia berreta que no les sale, en lugar de mostrarse lo más natural posible. La gente no premia tanto la estrategia sino la esencia”.