Dueño de un éxito arrollador en teatro con su espectáculo El equilibrista, que no solo tuvo el aval del público en los últimos años sino que también fue elogiado por la crítica y multipremiado, Mauricio Dayub goza de un gran momento profesional. En lo personal también está muy bien, en pareja con Paula Siero, madre de su hijo Rafael, de 10 años.
Si bien el actor es súper perfila bajo y siempre trata de resguardar su intimidad, cada tanto brinda alguna que otra entrevista en la que se entrega a su interlocutor y sorprende con sus declaraciones sobre su rica historia de vida.
Tal fue el caso de su encuentro con Agustina Kämpfer para un mano a mano súper jugoso en su ciclo Algo que contar, que se emite de lunes a viernes a las 23.30 por Canal IP. Allí sorprendió al recordar sus comienzos y arrojó: “No tenía dónde vivir, hacía albañilería y pintaba casas”.
El actor, que actualmente brilla en El equilibrista y tiene su propia sala de teatro llamada Chacarerean Theatre, recordó los tiempos en los que no podía mantenerse con su vocación. Si bien hoy cuenta con un prestigioso premio ACE de oro en su haber, el mundo de la actuación no siempre le sonrió a Mauricio Dayub, quien, emocionado, rememoró la época en la que tenía que hacer changas para subsistir.
De visita en Algo que contar, Dayub no dudó en compartir esta etapa desconocida de su vida. “Trabajé en una boletería. En ese momento yo estaba muy lejos de la posibilidad de ser actor: trabajaba pintando departamentos y haciendo cosas de albañilería. Una noche, una chica me dio la posibilidad. Le conté que no tenía trabajo, que no tenía dónde vivir y me dijo: ´Yo trabajo en una boletería, hace falta alguien los sábados y domingos´. ¡Ya estaba cerca de un teatro! ¡Alguien iba a entrar, algún actor, un director o un productor! Así que lo hacía con mucha alegría, me gustaba mucho ese trabajo. La posibilidad de tener un teatro a futuro, como tengo hoy, también nace ahí”, relató, emocionado.
Luego, ante la consulta de Kämpfer sobre sus roles en televisión, el esposo de Paula Siero se sinceró: “A la tele me encanta hacerla, pero es verdad es que nadie me dio un rol en el que yo pudiera verme plenamente, desarrollando mi capacidad como actor. Siempre hice papeles para resolver un casting. Casi siempre hice trabajos que rechazaban otros actores. Y siempre supe quién era el que había rechazado, detrás de quién venía. ¡Y no era uno, eran tres! Eso es bastante común en nuestro trabajo”.