A menos de 3 meses del comienzo de la Copa del Mundo, la fiebre mundialista se instaló entre los Argentinos. De hecho, una de las cosas que más se escucha por esta época es que el álbum de figuritas está agotado y que la gente es capaz de hacer cualquier cosa para conseguir el suyo.
El Pollo Álvarez fue uno de esos miles que se ocupó de mover cielo y tierra para tenerlo en sus manos junto con una buena provisión de paquetes de figuritas. Es más, pidió a todos sus contactos que le dieran una mano ya que conseguir los insumos estaba bastante complicado.
Pero lo que nadie podía imaginar era el ritual que arma el Pollo junto con Teffi Russo, su mujer, y la hija de ésta para abrir los paquetes. La expectativa del conducto frente a cada sobre es asombrosa pero mucho más, la reacción desmedida cuando llega a sus manos la figurita más deseada.