Instalado en Madrid desde hace un tiempo, Sergio Maravilla Martínez está en plena etapa de entrenamiento para presentarse en diciembre en Estados Unidos. En 2014 se había retirado del boxeo, en 2018 regresó al gimnasio y luego de dos años de entrenamiento, en 2020, se volvió a subir al ring.
"Hice cuatro combates en 2020, los gané a los cuatro: dos por puntos y dos por KO, y ya estoy tercero en el ranking del mundo. Muy pronto voy a pelear por el título mundial, de aquí a cinco o seis meses. Calculo que en julio del año que viene ya tendré que estar disputando un mundial. Mi próximo combate será en diciembre en Estados Unidos en una ciudad a designar todavía. Muy probablemente es que sea en el este, o sea, Nueva York, Miami, Nueva Jersey, por ahí", detalló en charla con Daniel Gómez Rinaldi, Nico Peralta y Romina Carballo en Detrás de escena, por AM 540.
Si bien aun no está definido quién será su rival, contó que se barajan cuatro nombres. "Estoy en un lindo momento, me llevo bien con mi edad y voy aprendiendo cada día algo nuevo en la vida. Doy charlas a la juventud, que me escucha y eso me hace aprender porque es un lindo feedback", añadió.
Cuando los periodistas quisieron saber por el estado sentimental del boxeador, Martínez respondió: "Estoy en pareja, sí, con mi chica hace ya unos cuantos años. Son casi 8 años juntos. Me acompaña en mi carrera y en todo. Me saqué la lotería con ella porque es una crack. Es cordobesa, nos fuimos viendo de a poco hasta que nos enganchamos y convivimos aquí en España".
"¿No te dice: ´Quiero tener un hijo´?", indagó Gómez Rinaldi y fue entonces que el boxeador lanzó la declaración menos esperada. "No, por suerte, no. Con todas mis parejas anteriores el motivo de discordia era ese porque querían hijos y yo no. Ella tiene tantas ganas como yo, es decir, cero. No quiere. Yo nunca tuve el deseo de ser padre y siempre tuve la plena seguridad de que no iba a tener hijos", respondió con contundencia.
Y se explayó sobre el tema desde cuándo supo que no quería tener descendencia. "Desde que empecé a hablar y era chico lo supe. Eso me llevó a comerme varios tortazos de mi madre porque yo le decía que no quería tener hijos y ella me daba un tortazo. ´¿Cómo no vas a traer hijos al mundo?´, me refunfuñaba. Tuve 40 años de discusiones con mi madre por esto. No sé si lo aceptó del todo pero entendió que yo no iba a aflojar. Cada día estoy más convencido de esto", se sinceró.