Después de un verano intenso, en el que casi no tuvo respiro, Juampi González (35) se tomó sus merecidas vacaciones. En este momento está en el Caribe descansando junto a su novia, la modelo y periodista Sofía Macaggi, pero antes de volar a República Dominicana conversó largo y tendido con Pronto.
Durante la temporada veraniega, no paró un segundo y se la pasó viajando entre la costa, Buenos Aires y Córdoba para presentar su espectáculo unipersonal, llamado Soltero. Así, el humorista y youtuber se subió a las tablas del Teatro Holiday de Carlos Paz todos los lunes de enero y febrero, luego volaba a Mar del Plata para actuar los jueves en el espacio Roxy y de ahí a Buenos Aires para subirse al escenario del Teatro Metropolitan, los viernes.
En el medio, hizo funciones en San Bernardo, Villa Gesell, Necochea y Pinamar. “Sí: un verano recontra intenso. El año pasado había sido similar y esta vez la apuesta fue aún más fuerte porque hice teatros más grandes y nuevas localidades de la costa, a las que no había ido. Todo vale la pena, estoy contento y lo coroné con la nominación al Premio Carlos, que incluso pude ganarlo. El Estrella de Mar no se dio pero ya llegará. Estoy contento con las repercusiones del espectáculo y el comentario de la gente, que es muy elogioso”, se sinceró Juampi. En lo personal, también está en un gran momento y después de muchos años solo, encontró el amor en los brazos de la bellísima Sofía Macaggi, con quien está de novio hace algunos meses.
-Estás como querés, Juampi.
-Estoy contento y agradecido. Pasar del Paseo La Plaza al Metropolitan fue una apuesta enorme porque la sala es más grande y está sobre la calle Corrientes. Estuve ahí hasta que nos vinimos de vacaciones con Sofi. Necesitaba frenar un toque porque vengo de empalmar el año pasado con este y casi no tuve descanso. Recuerdo que terminé las funciones del 2022 a mediados de diciembre, hice algunos eventos para las fiestas y ya arranqué con todo la temporada de verano. La idea es seguir todo el año fijo en el Metropolitan y meter funciones los jueves y viernes, como hacía en Paseo La Plaza. En abril volveré de las vacaciones y en mayo la idea es retomar con el teatro.
Si bien ahora está en Bayahibe disfrutando de la playa, antes pasó por Miami por trabajo. "Primero fui Miami pero no de vacaciones sino que hice dos funciones ahí. Fue la segunda vez que me presentaba en Miami y lo hice con un equipo más grande. A partir de ahí, me vine a la playa y acá nos encontramos con Sofi. La idea era tirarnos a alguna playa linda. Y dejar de movernos de un lado para el otro", comentó.
-El show se llama Soltero pero estás de novio.
-(Risas) Sí, es verdad. Lo comencé a hacer hace cinco años y en este tiempo fue cambiando mucho el espectáculo. La interacción con el público fue creciendo muchísimo, los monólogos también cambiaron, saqué muchas cosas y agregué otras. Lo que me destaca por sobre el resto de los comediantes es eso, la interacción con la gente. El show se sigue llamando igual pero evolucionó, cambió y no es el mismo. Está aceitadísimo.
-¿Cómo hacés para retener tantos nombres y datos del público e ir relacionándolos entre sí?
-Es un ejercicio que fui trabajando mucho con el tiempo. Lo fui mejorando función a función. Es raro porque mi memoria es malísima en el resto de la vida pero en el escenario se ve que se conecta al 120 por ciento. Presto mucha atención, agudizo la escucha y hay un mini ejercicio detrás de escena así que mientras me cambio de Alessandra Teapoya a Juampi, mi productor me repasa algunas interacciones así las retengo mejor. El ejercicio de recordar todo me hace estar alerta y cuando estoy haciendo el show de casette, es cuando más interactúo porque me hace sentir más presente y más vivo. Me exijo y me divierto cada función. La gente me agradece que no son meros espectadores sino protagonistas y partes imprescindibles del show.
-Alessandra Teapoya es tu personaje más potente. ¿Cómo nació?
-Estaba jugando con las redes sociales y ahí nació. Alessandra es mi caballito de batalla y mi telonera porque sale a escena antes que Juampi; ella alienta al público, enciende todo y me deja la platea a punto caramelo. Me divertía hacer personajes en las redes y tenía un monólogo sobre la sexóloga Alessandra Rampolla, que había hecho en Ciudad Emergente hace muchos años, gustó mucho y en la búsqueda de ser más conocido, lo subí a YouTube. El monólogo sobre Alessandra fue el que más pegó en su momento, me quedó en el tintero la temática y cuando hacía videos en Instagram, me ponía una peluca que me regaló mi vieja y así nació un poco el personaje.
-¿Así fue que comenzaste a caracterizarla?
-Claro. Para hacer de mujer, antes me ponía un repasador en la cabeza hasta que un día mi mamá, Silvia, cayó con una peluca. No entendía por qué me la regalaba pero me la puse y así, con esa peluca y un saquito rosa de mi vieja, empecé a hacer de Alessandra Teapoya. Ahí comencé a crecer fuerte en redes, con ese personaje.
-¿Alessandra Rampolla aceptó que la imites?
-Sí. Hace muchos años, me fue a ver a un show y me dio su bendición. Fue así: un día vi que de repente me empezó a likear todos los videos de mi Alessandra Teapoya, entonces le escribí por privado para agradecerle la buena onda y si bien no es ofensivo lo que hago, me encantó que se lo tomara a bien. Me contestó que se estaba muriendo de la risa, que me encantaba lo que hacía y la invité a ver el show. Vino, subió al escenario y respondió las consultas del público conmigo. Rampolla contestaba muy seriamente y Teapoya se iba al pasto. ¡Fue muy divertido!
-¿Entonces no le vas a cambiar el nombre a tu espectáculo?
-Eso es curioso porque siempre estuve soltero pero ahora ya no, apareció una persona muy linda en mi vida y cambió un poco el eje de todo. Siempre la intención de este show fue reivindicar la soltería como algo bueno y hablar de esa etapa. De hecho, me sirvió de excusa para interactuar con la gente, hablar de las primeras citas, cómo se conocen las personas hoy en día, las aplicaciones de citas y demás. Hoy estoy encontrando nuevos chistes, metiendo nuevos asteriscos y riéndome con un espectáculo que se llama Soltero pero que lo hace alguien que está en pareja. Todavía igual lo siento presente porque la soltería fue una etapa grande de mi vida y que aún me representa. El nombre no va a cambiar pero sí el show.
-¿Tus seguidores qué opinan de tu noviazgo?
-Todos los comentarios que recibo son positivos y me dicen: “Por fin, ¡era hora!”. ¿Cuánto llevaba soltero? Y, casi diez años. Te diría que un poquito más de diez años. Hablo de eso en el show porque es un lindo ejercicio aprender a convivir con uno mismo. Hay que estar bien con uno mismo para estar bien con otra persona. No reniego y lo capitalizo para hablar en el espectáculo. Jodo con la música romántica medio depre para abajo, gente que extraña a otra persona y que no sirve si no está en pareja, y miles de temas más.
-¿En qué momento de tu vida apareció Sofía?
-En uno muy lindo. Estoy empezando a cosechar todo el esfuerzo que hice laboralmente en mi carrera y a estar mejor posicionado. Es un momento en el que estoy muy agradecido con lo que me está pasando a nivel profesional y las oportunidades que van saliendo. Es un momento de goce en muchos aspectos y estoy más tranquilo. Antes era un chico que iba de gira y tenía más energía para todo mientras que hoy priorizo a quién le quiero dedicar mi energía y mi tiempo. Sofi me brinda esa tranquilidad y me ayuda y me acompaña en esta bajada de cambio que estaba necesitando.
-¿Cómo se conocieron?
-La primera vez que nos vimos fue en Neuquén: ella estaba de gira con la obra Una noche en el hotel, con Pedro Alfonso y elenco, y yo fui a hacer el show de Soltero a la misma ciudad. Ellos hacían varias localidades cercanas a Neuquén ese fin de semana, paramos en el mismo hotel y como tengo buena relación con Camilo Nicolás, Pachu Peña y Rodrigo Noya, después de la función nos quedamos divirtiéndonos en el casino del hotel. Me sumaron a su mesa, Sofi también estaba, nos empezamos a seguir todos por Instagram y nos quedamos bailando en grupo.
-¿Y se ficharon ahí?
-No, tampoco fue que interactuamos mucho porque estábamos en grupo, divirtiéndonos entre todos. Pero sí nos vimos por primera vez en persona, nos empezamos a seguir y despacito se fue dando el acercamiento por las redes. Charlando hasta que un día, por fin, nos vimos los dos.
-¿Dónde fue la primera cita?
-Fue tremenda porque me hizo sufrir un poco. Fue un momento extraño. Nos juntamos a tomar un café y ya eso era raro porque en mis monólogos siempre digo que en la primera cita no da ir a tomar un café. Eso da más para cerrar un negocio que para empezar una relación. ¿Y yo qué hice? ¡Fui a un café! Todo en contra de mis principios.
-¿Y por qué decís que fue un momento extraño?
-Porque Sofi se había juntado antes a tomar algo con su amiga Sole Solaro y en la mesa estaba el dueño del café también. Ella me citó ahí, era un cafecito chico, estaban en una mesa en el medio del lugar y cuando llegué fue como un pase de mano: sus amigos se fueron y me quedé yo ahí, solo con ella. Fue como cuando los padres de un nene se lo entregan a otro, algo similar. Me puse todo colorado porque quería pasar inadvertido y fue un escándalo. Me senté a tomar ese café con la temperatura elevada e inhibido. Fue un arranque medio incómodo. Se ve que tenía que ser así.
-Pero mal no les fue, eh.
-Para nada. Estamos súper bien, afianzando la relación y ella me acompañó mucho este verano. Se sumó a mis viajes de la gira, me banca y se lo agradezco. Estoy re contento de tenerla a mi lado.
-¿Cuánto hace que te dedicás al humor?
-Más de 12 años. Empecé en mayo de 2010 y siempre de chico tuve inquietudes artísticas. Me gustaba muchísimo dibujar, lo hacía bien y me encanta hacerlo. En el colegio era el que leía en los actos y también actuaba. “Leé vos que tenés buena voz”, me decían y me gustaba estar en el escenario. Después me pintó por la música, me metí a estudiar batería y con unos amigos teníamos una banda. Luego pasé a la guitarra y me anoté en un curso de stand up, cosa de estar solo en el escenario y que no miren a nadie más que a mí. Una cuestión de ego, imagino.
-¿Ibas a la facultad a la par?
-Sí: estudiaba Ingeniería pero a la par hacía todo esto que te estoy contando y hasta había hecho un curso de locución. Evidentemente, estaba buscando explorar algo diferente. Me anoté en el curso de stand up sin imaginarme que me iba a dedicar a eso. igual estaba re encaminado con la ingeniería y hasta hacía una pasantía en una automotriz.
-¿Hasta dónde llegaste con la facu?
-Estudiaba ingeniería industrial, completé toda la cursada, la tesis y solo me quedaba rendir cuatro finales. Bien o mal, ahí empecé a priorizar mi carrera artística por sobre la ingenieril y en el llamado siguiente a dar finales, no me presenté porque justo estaban buscando comediantes para ShowMatch. Me aboqué a hacer y editar cámaras ocultas para ShowMatch, me eligieron para participar en El peor vuelo de tu vida, que aparezco al fondo pero era una manera de ir entrando. Luego me surgió la posibilidad de irme a trabajar a Brasil en un show grande donde yo era el comediante, en Camburiú y Florianópolis. La gente compraba un paquete de una semana en un hotel y venía con dos excursiones y un show a la noche. Bueno, el comediante de ese show era yo.
-¿Te gustaba?
-Me encantaba. Empecé con una participación chiquita de 15 minutos y terminé con tres participaciones de 20 minutos en el show, e incluso me llamaron al año siguiente para volver. Así me fueron dando posibilidades pero nada fue casualidad: me formé y le metí un montón para que las cosas se dieran. Estuve cinco años en el Paseo La Plaza en una salita chica de 60 personas y me iba dos horas antes a volantear todos los domingos para convencer a la gente que pasaba por la vereda a entrar a ver nuestro show, que era el mejor de ese momento. Así, de a poco, hasta el presente.
-¿Tus viejos cómo reaccionaron cuando dejaste la facultad?
-Es que era ya muy evidente. Todos sabíamos que iba a suceder y si bien debía solo cuatro finales, habían pasado dos años y medio y yo estaba a full con lo artístico y no me había presentado a rendir ni un solo final en la facultad. Mi intención era rendir pero siempre la iba pateando hasta que en una cena, les dije a mis papás que no iba a dejar de hacer comedia, que me estaba empezando a ir bien, la pasaba bien arriba del escenario y quería seguir disfrutando de hacer eso. Mis papás siempre me bancaron y como son de otra generación, cada tanto me decían: “Buscá un trabajo part time también en una empresa para tener obra social y jubilación”. Lo que más me valoro fue haber tenido la firmeza de seguir lo que sentía y me apasionaba.
-¿Y hoy qué dicen?
-Están chochos, me bancan y disfrutan mucho de verme feliz haciendo lo que amo. Al comienzo, mucho no entendían porque hacía videítos que subía a las redes y capaz los miraba solo mi familia. Incluso le pedía a mi papá que me filmara. “Ponete a laburar”, me decía y hoy son los primeros en bancarme y ayudarme en todo lo que necesito.
-¿Ellos a qué se dedican?
-Mi viejo, Néstor, es ingeniero también y trabajó mucho tiempo en una empresa de servicios petroleros. Por eso también nos fuimos mudando mucho: nací en Mendoza, me crié en Comodoro Rivadavia, viví en Bolivia, en Santa Cruz de la Sierra, en Neuquén y recalamos en Buenos Aires. Mamá, Silvia, es contadora y siempre vivió de acompañar a mi viejo también. Tengo una hermana, Silvina, que es contadora y licenciada en Administración de empresas. Soy la oveja negra que pintaba para ser ingeniero y terminó haciendo reír a la gente desde el escenario.
-¿Te quedó pendiente dar esos finales o ya ni te pesa?
-No, ya no. Siempre el consuelo para mis viejos es cuando les digo que lo más importante de los años que pasé en la facultad fue todo lo que aprendí. Y ese conocimiento lo tengo y estoy ciento por ciento convencido de que todo me suma y me sirvió incluso un montonazo en mi carrera artística. La ingeniería te enseña a pensar, a buscar opciones, a resolver problemas. Esa educación la tengo, me sirve y la utilizo. Lo importante es eso, más allá de que podés o no colgar el título.
-Estuviste grabando con Susana Giménez para LOL.
-Sí, estuvo genial eso. Ya está disponible por Amazon Prime Video. Se grabó el año pasado en México y el programa se llama LOL (Last One Laughing Argentina), que es algo así como Reíte último. De eso se trata: es un ciclo con 10 comediantes encerrados en una casa y durante seis horas nos tenemos que hacer reír entre nosotros y si te reís, perdés. Entonces, va quedando eliminado cada comediante que se va riendo y gana el que no se ríe y logra hacer reír al resto. Lo conduce Susana Giménez y tiene como partenaire a Grego Rossello.
-¿Cómo fue trabajar con Susana?
-Buenísimo. Susana es una genia. No estábamos todos los comediantes y ella en el mismo lugar sino que Susana está en el detrás de escena mirando las cámaras y evaluando hasta nuestro gesto más pequeño para ver si nos reímos o no. A medida que íbamos perdiendo, compartíamos con ella. Susana es híper profesional, me crié viéndola y tenerla al lado fue una gran experiencia. Ella es muy alegre y tiene una luz más que especial. Es simpática y copadísima. Sale el 17 de marzo al aire y va a estar muy divertido
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Nicolás Peralta / Fotos: Luis Varela