Romina Uhrig fue una de las participantes de Gran Hermano que más repercusión tuvo por distintas cuestiones. Primero, porque fue una suerte de madre de todos. Siempre pendiente de que todos estuvieran bien, y de la cocina. Luego por el distanciamiento de Alfa, su gran aliado. Pero también por lo que se empezó a saber desde el lado de la política, con sueldos cuestionados y demás.
Pero va pasando el tiempo y Romina se va soltando. Esto le permitió rompió el silencio para contar algo que tenía atragantado. Que no la dejaba respirar y que tiene que ver con un abuso que vivió durante su infancia. Hasta ahora lo tuvo guardado, pero sacarlo fue un alivio, porque sintió que puede ser una manera de ayudar a otras mujeres, a otras familias.
En su paso por Generación Z, comenzó: “No lo podía tocar a este tema. Era un dolor muy grande que si lo hablaba, lloraba”. Ya en tema, afrontó el desafió de dar más detalles remarcando que fue cuando ella tenía 8 años y que el abusador, el que cometió ese repudiable acto, fue su padrastro.
Con una voz pausa, con la mirada fija, agregó: “No le conté a mi mamá, le conté a mi abuela porque no quería ir a la casa de mi mamá. Un día me dijo que me iba a llevar (a la casa de su madre y su padrastro) y me puse a llorar como loca. No quería ir y me acuerdo que cuando se lo conté a mi abuela ella se puso…”.
“Justo pasaba mi tío y se lo cuenta. Fuimos los tres juntos a la casa de mi mamá y estaba él. Mi tío empezó ‘llamalo a este hijo de pu…’ y mi mamá no sabía qué había pasado. Mi tío lo quería cag… a piñas. En ese momento mi mamá no me creyó a mí, al contrario. Se enojó conmigo y me morfé una paliza gigante de ella. Ese día me tuve que quedar ahí. Mi abuela se fue y mi mamá se enojó conmigo”.