En los últimos años se ha hecho popular la comida vegana. Ya sea por moda, ideología o solo por gusto, cada vez son más las personas que se suman a esta tendencia de consumo y estilo de vida.
El veganismo se caracteriza por excluir por completo todos los alimentos de origen animal de las dietas.
Existen muchas creencias falsas sobre este tipo de alimentación. El punto es que quien opte por incorporarla consulte con un profesional idóneo para contemplar el balance de todos los nutrientes que necesita el organismo.
La nutricionista Gisela Pitura (MP 1219), miembro de la ONG Million Dollar Vegan en Argentina, desterra algunos mitos populares en torno a l veganismo.
El veganismo es extremo: FALSO
Algunas personas ven un estilo de vida vegano como “extremo” porque contrasta fuertemente con las tradiciones de nuestra sociedad. Usar animales como alimentos está tan profundamente arraigado en nuestras normas culturales, que parece extremo incluso cuestionarlo. Sin embargo, la cría de animales contribuye al cambio climático, es un impulsor clave de la deforestación y de la pérdida de especies; desperdicia tierra, energía y agua; y contamina el aire, las vías fluviales y la tierra.
Las opciones de alimentos son acotadas: FALSO
Si pensamos en relación a la variedad de los platos, muchos de los alimentos que ya compramos son veganos y el resto puede reemplazarse fácilmente. Por ejemplo: las leches, los yogures, los helados y los quesos vegetales pueden reemplazar las versiones lácteas; las carnes vegetales pueden reemplazar a las provenientes de animales; y en la actualidad encontramos versiones veganas de tortas, guisos, sopas, salteados, hamburguesas, salchichas y hasta embutidos.
Ciertamente, puede llevar algunas semanas adaptarse como a cualquier estilo de vida nuevo.
La dieta basada en plantas es demasiado cara: FALSO
Esto no es así. Los garbanzos, por ejemplo, son más baratos que el pollo, y una hamburguesa de remolacha cuesta menos que una hamburguesa de carne. La mayoría de los productos esenciales, como pasta, pan, arroz, porotos, legumbres y vegetales de temporada o congelados, son baratos.
Además, si se pone en práctica lo que se conoce como "meal prep" (planificar, comprar y cocinar en cantidad para guardar en el freezer y comer a futuro), basando las comidas en estos alimentos, es fácil mantener un presupuesto bajo y una dieta saludable.
La alimentación de origen vegetal bien planificada sólo requiere de la suplementación de vitamina B12.
La carne, probablemente, sea lo más caro del supermercado, por lo que al dejarlo fuera del plato permite un ahorro importante. Ser vegano puede ayudar financieramente de otras maneras, por ejemplo, al reducir el desperdicio. Los productos animales deben usarse rápidamente o se echan a perder, pero las lentejas y el tofu pueden durar mucho más. Al no desperdiciar alimentos, se ahorra dinero.
La dieta a base de plantas no aporta todos los nutrientes necesarios: FALSO
Es perfectamente posible obtener todos los nutrientes que el cuerpo necesita en una dieta basada en plantas. A pesar de que esto es ampliamente reconocido por los nutricionistas y médicos que se especializan en nutrición, de alguna manera el mito persiste y se cree que los veganos no obtienen suficiente proteína, calcio, vitamina B12, hierro y omega-3 debido a su dieta.
Por ejemplo, las legumbres, nueces y semillas, tofu y otros productos de soja y seitan (un producto carnoso bajo en grasas y alto en proteínas hecho de gluten de trigo) son excelentes fuentes de proteínas.
Los vegetales de hojas verdes como la col rizada o kale, el brócoli y el berro, los porotos, semillas de sésamo, almendras, nueces, higos secos y naranjas son buenas fuentes de calcio. Para ayudarnos a absorberlo, necesitamos un buen suministro de vitamina D y podemos hacer todo lo que necesitamos si tenemos una exposición regular al sol.
Además, muchos alimentos veganos están fortificados con la vitamina B12, incluidos los cereales para el desayuno, las leches no lácteas y la levadura nutricional.
Por otro lado, la anemia por deficiencia de hierro es frecuente en todas las dietas. Quienes comen una dieta basada en plantas, no parecen tener más riesgo de deficiencia de hierro que quienes comen carne. Muchos cereales están fortificados con hierro, y la avena también es una buena fuente. A estos se suman las legumbres, el chocolate negro, la melaza, el tofu, la quinoa y las verduras de hoja verde.
El omega-3, una grasa esencial necesaria en la dieta, se puede incorporar eligiendo vegetales de hoja, aceite de linaza, linaza, nueces, aceite de canola, semillas de chía y semillas de cáñamo.