SÍNDROME DE RAMSAY HUNT

Justin Bieber sigue afrontando la enfermedad que le paralizó media cara

Desde el 10 de junio, cuando se mostró en las redes sociales, sigue alejado de los escenarios por tiempo indefinido. Lo fotografiaron días pasados y su ojo derecho aún se ve afectado. Una especialista argentina explica que su cuadro viral puede tener consecuencias muy serias para su vista.

Escrito en SALUD el

El 10 de junio pasado Justin Bieber anunció que padece una enfermedad, el sindrome de Ransay Hunt, de origen viral, que le afectó el lado derecho de su rostro. Esto le obligó a cancelar por el momento todos sus conciertos hasta encontrarse mejor: Se podía ver que su ojo, e incluso su boca estaban paralizados.

Podría interesarte

Desde entonces, no se había mostrado como para dar datos sobre su evolución; pero días pasados lo fotografiaron junto a su mujer, Hailey, a la salida de un conocido restaurante en West Hollywood y se puede ver que su ojo derecho aún no está repuesto,  aún sigue batallando contra su afección.

Uno de los problemas serios que este síndrome puede causar es cómo afecta el movimiento de los párpados, lo que perjudica el ojo. El síndrome de Ramsay Hunt es la segunda causa más frecuente de parálisis facial periférica no traumática. Se debe a la reactivación del virus Varicela-Zoster, conocido popularmente como culebrilla. Cuando tenemos varicela, en general durante la infancia, el virus queda localizado en algún ganglio del sistema nervioso de forma latente. En el caso de este síndrome está afectado el ganglio geniculado, una formación nerviosa asociada al nervio facial, encargado de la motilidad de los músculos de la cara. 

El peligro para su vista

“La parálisis facial puede comprometer la motilidad palpebral, impidiendo que el ojo se cierre correctamente, lo que deja expuestas a la conjuntiva y la córnea al aire. Para que se mantenga sana la superficie ocular, es indispensable tener la posibilidad de parpadear de forma frecuente y que el ojo quede cerrado y hermético por la noche. Pero, además, la imposibilidad de ocluir el ojo trae aparejado el trastorno de la sequedad ocular, ya que la lágrima natural se evapora más rápido. Como consecuencia, el ojo queda desprotegido”, detalla Glenda Dibner (MN152245 MP 553624), médica oftalmóloga de la sección Neurooftalmología del Hospital Universitario Austral.

“Los síntomas más frecuentes de sequedad ocular son la sensación de tener arenilla o sentir fricción al parpadear. También el enrojecimiento y dolor en los ojos. Otros pacientes experimentan visión borrosa o fotofobia. Muchas veces es frecuente que noten un lagrimeo profuso que, sin embargo, no logra lubricar correctamente el ojo. Cuando el dolor y el enrojecimiento se hacen más pronunciados, pueden indicar que se generaron lesiones asociadas como queratitis o una úlcera corneal, que requieren tratamiento a la brevedad y que sólo el médico oftalmólogo logra diagnosticar”, advierte la especialista.

“Estos síntomas y lesiones pueden prevenirse con un tratamiento lubricante apropiado a cada caso, indicado por el médico oftalmólogo. Las herramientas que utilizamos son las lágrimas artificiales, que pueden ser de menor a mayor viscosidad llegando hasta a la forma de geles. También es frecuente indicar la oclusión mecánica con algún parche y lubricante durante la noche, para el correcto descanso sin exponer al ojo a sufrir una lesión. En un porcentaje menor de los pacientes, las úlceras corneales se complican y pueden requerir tanto de tratamiento antibiótico como de procedimientos quirúrgicos, con el fin de proteger la superficie ocular”, completa la integrante de la sección Neurooftalmología del Hospital Universitario Austral.