VALIENTE TESTIMONIO

El fuerte relato de Nai Awada de sus épocas de angustia: "No podía estar en un evento sin tomar, me sentía fea y muy insegura"

La hija del actor Alejandro Awada fue netrevistada por Gastón Pauls en Seres libres y habló del ataque de pánico que la llevó a dejar el Bailando en 2017 y de todo el sufrimiento previo que la llevó a esa crisis de la que hoy pudo salir

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El día que Nai Awada renunció al Bailando, en septiembre de 2017, ese hecho fue uno más de los que entró en la maquinaria mediática de escándalos y polémicas. Con el paso del tiempo -y después de las declaraciones que hizo este viernes más que nunca- se supo que detrás de esa situación que tanto ruido aportaba al reality había una mujer que estaba sufriendo. El ataque de pánico que derivó en su alejamiento del programa fue nada más, -¡nada menos!- que el último eslabón de una dramática pendiente que venía bajando en cuyas instancias previas hubo angustia, alcohol, tristeza.

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Con mucha valentía, la hija del actor Alejandro Awada, habló de ese pequeño infierno y de cómo pudo sanar, en el programa Seres libres que conduce Gastón Pauls en Crónica TV. Y dijo esto:

"Una etapa del 2017 al 2018, fue un año más o menos, en donde yo siento que me perdí completamente, pero mal. De hecho nunca hablé de esto así en profundidad porque hay un tiempo en el que uno trata como de recuperarse de eso y después recién visto en perspectiva decís "guau, estaba en cualquiera". Entré en un programa de televisión súper mediático, un reality y fui a por todo. Tenía 23 años, mi tía había asumido como primera dama (Juliana Awada, la mujer de Mauricio Macri) mi vida hizo un vuelco total. Y claro, yo como era chica, no entendía que muchas veces los medios se fascinan con todo eso. Yo como que era muy ingenua, era chica y la verdad que a mí siempre me pesó un poco ser hija de un "monstruo", dice usando esa metáfora como algo positivo al describir el talento actoral de su padre, Alejandro Awada.

Nai con su papá, Alejandro

"Decidí ser actriz teniendo semejante padre. Me van a entender muchos hijos de actores. Es difícil porque siempre está como mi papá ahí. Yo lo admiro, es mi héroe, pero ese momento que yo decidí hacer ese reality y para mi fue un acto de rebeldía, decir 'yo voy por otro lado, yo voy a ser mediática, voy a hacer quilombo, a salir en todos los portales'. Y el precio fue muy alto; o sea el precio que tuve que pagar. Trabajaba también de noche, hacía boliches porque me encantaba bailar en Club 69 que era un boliche que yo amo, en donde yo tuve una identidad. Por primera vez fue donde sentí que me dieron un espacio de ser, pero estaba como con esa necesidad de "ser" mal puesta.  Como de estar siempre a la sombra, que ni siquiera era una sombra. Era una sensación mía de hacer millones de castings y no quedar en ninguno, de lo que yo quería hacer que era cine. O de televisión y sentir que no quedaba en ningún lado porque no cumplía con lo que el medio pedía, o la típica frase 'no das bien en cámara'. Los parámetros y las exigencias físicas que por ahí tiene una mujer que yo siento que los hombres por ahí no la tienen tanto en los medios. Y la mujer está como exigida a estar recontra flaca, recontra perfecta y fue una presión muy fuerte para una nena de 15 años que hacía casting de publicidad y me decían afuera, afuera, afuera".

"Cuando aparece la oportunidad del reality, con un monstruo que era Marcelo Tinelli me tiré, pero en lugar de por ahí tomar la experiencia buenamente o de una manera positiva para mi, me dejé llevar. Estaba perdida, o sea, no fue culpa del reality, sino que yo no dormía, trabajaba de noche y por ahí me acostaba a las 5 de la mañana y a las 10 tenía que grabar una nota entonces iba sin dormir. También en ese momento tomaba alcohol. Nunca fui como muy fan de las drogas, pero por ahí sí fumaba alguna vez los sí, tomaba mucho alcohol mucho"

Nai, marzo de 2018

"¿Que me daba en ese momento el alcohol? Bueno, todo va a lo mismo, a la inseguridad. Yo era muy insegura. Por esto de tener semejante padre y que llegaba al colegio y me hablaban todo el tiempo de mi papá. Era como una dualidad, porque también lo amaba, lo amo, es mi héroe, pero también necesitaba ser Nai, no 'la hija de...' Lugar al que iba era 'uy, la hija de Ale, qué groso'. Y yo siempre estaba ahí acompañándolo. Y también tenía mucha hambre de actuar porque toda la vida estudié teatro, me formé desde los 8 años y es una carrera muy hostil, vos lo sabes mejor que nadie. Yo sentía que necesitaba tener mi lugar y y no soportaba esta presión de de sentirme, fea, me sentía fea, físicamente no sé cómo explicarte es como que hoy me siento mil. Hubo todo un recorrido en donde yo entendí que la belleza iba por otro lado, no era por lo que yo pensaba que la tele o el cine necesitaba, o la mirada de un pelotudo que estaba detrás de una cámara y tenía el poder de decirme si yo daba bien en cámara o si era buena actriz o no."

"Cuando vos tenés 20 años todavía tus ideas se están formando, sos chico, te hacen bullying en el colegio, vos te creés esa verdad. Termina determinando tu vida, entonces el alcohol pasaba a ser como un fortalecedor. Yo tomaba alcohol y me iba a un evento, un estreno, una película, saludaba a todos. Era medio fóbica social, no podía estar en eventos sin tomar. Porque era inseguridad, me sentía que estaba fea. Siempre me manejé en este ámbito de actrices donde venían las minas rubias despampanantes y yo... no sé, era muy insegura. Encima iba con mi papá y todo el mundo lo saludaba y mi papá no paraba de trabajar. Se me armó algo muy feo de competir con mi propio papá, o sea, lo reconozco y lo digo, lo hablé con él y él siempre dice que es mi fan número uno y es el primero en estar en la primera fila bancándome en todo. O sea en todas las películas que estrené estaba él ahí y hubo un momento en donde yo me caí, pero me caí, pero me estrolé directamente contra el piso, que tuve ataques de pánico y tuve que renunciar a este reality."

"¿Qué era en mi un ataque de pánico? Nunca lo hablé, nunca tuve el espacio, o sea, lo contaba en los programas, pero como que lo pasaban por alto. Y hay mucha gente que tiene ansiedad y ataques de pánico y que no saben qué hacer. Yo justo tengo mi mamá que es psicóloga, entonces enseguida supo qué hacer y ayudarme, pero no todo el mundo tiene esa madre o esa posibilidad. Yo siento que esa experiencia me tocó para renacer. Yo no tenía que estar en ese lugar, en ese momento, entonces mi cuerpo me dijo basta. Fue la única manera que yo tenía de frenar porque si no podía haber terminado en un hospital porque bailaba alcoholizada, de hecho una vez en un show me caí. En Club 69 me caí del escenario mal... Yo me daba shots de de Jagger antes de salir y tenía que bailar con tacos así. Entonces había entrado como en una de todos los jueves chupar, chupar y chupar  terminaba doblada. Tenía el Bailando, entonces cuando tengo el ataque de pánico antes del número, no me lo olvido más, fue una pasada de piso de un ritmo que me salía divino que era el chacha pop. Estaba en el camarín y sentí que no podía respirar. Recién hoy lo puedo contar o hará un año porque ya pasaron cuatro años y ya está, no me pasó nunca más, fue ese hecho aislado. Pero juro que sentí que me moría, que se me cerró el pecho. Empecé a transpirar y todo lo que estaba a mi alrededor, era como en las películas que se escucha como abajo del agua, que todo el mundo se borra y desaparece. Estaba como en una nebulosa mareada. Tenía un bailarín al lado Mauro Caiazza. Me agarró y me dijo 'Gorda, ¿estás bien?'. La presencia de él fue clave porque tal vez me desmayaba. Me agarró de la mano y me dijo 'vení, vamos al baño'. Porque en los realities si yo salía eso era carne... Yo necesitaba irme a mi casa, tenía que lograr que no me vean los productores porque me iban a hacer salir igual al aire. Necesitaba calmarme, no bailar, lo único que pensaba era 'por favor, llévenme a mi casa'. Mauro me lleva al baño. Le digo 'Mauro creo, creo, por lo que escuché, que estoy teniendo un ataque de pánico, o sea creo porque tengo todos los síntomas'. Toda la vida tuve ansiedad y yo estudié muchos años porque uno lo que más necesita es entender lo que le pasó."

"Entendí que la ansiedad acumulada y no trabajada puede terminar en un ataque de pánico. Yo no le daba bola a esa ansiedad y la tapaba con alcohol, la tapaba. Ahí vino la peor parte porque estuve durante meses que no podía comer, bajé como 15 kilos, o 12 kilos. Estaba raquítica porque estaba con tanta angustia que no podía comer y yo soy amante de la comida. Tuve que dejar el colegio por la misma ansiedad que tenía y fue como meses de recuperarme. Entre todo pasó más o menos un año y lo mejor de este cuento para que no sea tan dramático, es que cuando yo me empiezo a recuperar, en el final aparece el amor de mi vida, que es hoy David, que estoy hace cuatro años ya que yo digo que me lo mandaron mis abuelos. Apareció en mi vida de una manera súper inesperada y fue en el final de mi proceso traumático de ataques de pánico, ansiedad, angustia,. Hoy yo estoy segura de mí e incluso después de la pandemia sé que aumenté seis o siete kilos y me da igual".

Nai con David, su novio  

"Yo creo que la libertad pasa por lo que estamos hablando, confiar en uno. Uno tiene la llave de la libertad, dejar de esperar de los demás que te eso que está en vos, pero que vos tenés que creerlo. Ser libre también es ser responsable. Yo tuve una profesora de historia que me decía 'la responsabilidad trae libertad' y me re quedó esa frase porque si uno es responsable de cuidarse, de amarse, de juntarse con buena gente, de luchar por sus sueños, de decir 'yo quiero ser actriz. Voy a ir hasta el último minuto, voy a producir mis proyectos y me va a importar un bledo que un director de casting me diga que no doy en cámara. Eso es ser libre, decir voy por lo que quiero y confío en mí".

"¿Qué le diría a una chica de 16 o 17 años que siente lo que yo sentía en aquel momento?. Me da tristeza porque me acuerdo... perdón que llore. Pero me acuerdo de esa época y pienso en todas las chicas que tienen miedo, que tienen la edad que yo tenía. Tengo muchas seguidoras y adolescentes que me mandan mensajes que no comen o 'Nai, cómo haces para ser tan segura, estoy hace dos semanas que no como'. Porque veo un maldito Instagram encima que hay tanta mala influencer, que suben todo el día qué tienen que comer, qué es dieta y los abdominales, y la vida va por otro lado. Que pidan ayuda porque muchas veces no pedir ayuda es lo peor. Trae depresión, trae ansiedad, ataques de pánico, drogas, alcohol... Es levantar la mano y decir ' no puedo, ayúdenme'. Me da mucha tristeza y por eso me puse a llorar porque pienso en toda la gente que no puede hacer un click como yo hice, no?" Pero bueno, está en uno y en lugar de depositar el odio en otro, es decir, 'bueno, resuelvo mis mierdas, mis problemas' y dejo de hacer mal a los demás. Este medio es súper hostil, vos lo sabés y me cuesta. De hecho cerré Twitter varias veces, ni uso esa plataforma, pero es el precio que tengo pagar por hacer lo que amo, que es esta profesión. Me encanta la amo y la elijo con todo lo que viene."