La serie de Ricardo Fort estuvo envuelta en escándalos desde el vamos. Hubo algunos que aceptaron gustosos formar parte de ella y otros, como Virginia Gallardo, que lo rechazaron sin pensarlo aún cuando eso implicó enfrentarse a Marta y Felipe, los hijos del empresario.
Pero Marina Calabró sintió que este proyecto era una linda manera de rendirle homenaje y aceptó contar su historia con él. Los años de trabajo juntos, sus locuras, sus sueños y todo lo que habían vivido pues, le habían dicho, el documental estaría enfocado en eso. El problema surgió esta semana, cuando la serie se estrenó y la periodista se sentó a ver lo que habían hecho.
"Yo creo que el manejo de producción fue absolutamente desprolijo. Me convocaron hace poco para hacer una especie de alfombra roja, desfilando como en una premiere y en donde tenía que opinar qué pensaría Ricardo. Yo salí de ahí y llamé a Graciela Alfano, que también estaba, le dije que fue un cachivache. A mí me vendieron gato por liebre, a no ser que a mí me hayan agarrado muy distraída y no haya entendido nada... si sabía que era así, no lo hacía", sentenció.
"La verdad es que me hicieron perder el tiempo de una manera tremenda. Si esta era la idea inicial del productor, está bárbaro pero me lo hubieran dicho y me ahorraba las tres horas de charla telefónica. Después me hicieron firmar un contrato para autorizar dos frases mías que realmente, son una más pava, más evidente que la otra", agregó.
Luego, explicó: "Yo lo conocí realmente. Más allá de los mediático, de haber trabajado con él, íbamos a tomar el té a la casa, charlábamos mucho. Fue un vínculo real".