En las últimas semanas las cosas entre Marcelo Tinelli y Guillermina Valdés se tensaron. Tal vez lo estaban desde antes, incluso desde que se separaron a mediados de 2022, pero ahora esas tensiones se volvieron públicas y eso suele complicar la situación, porque encima las esquirlas llegaron a sus respectivas familias. La nota de Cande Tinelli en LAM diciendo que Guillermina no le había hecho bien a su papá, generó una bola de nieve que fue creciendo, al ritmo de declaraciones y posteos cruzados. Y el romance entre ella y el arquero de Boca, Javier García, terminó de incrementar el ruido mediático.
En medio de este escenario, está claro que la relación entre ambos no atraviesa un momento de armonía. No pueden evitar cruzarse cuando Lolo - el hijo que tienen en común- pasa de estar con uno a estar con otro, pero si pueden apelar a alguien para efectuar ese traspaso, mucho mejor.
Sin embargo, este lunes por la mañana terminaron cruzándose de forma involuntaria. Y los testigos afirman que no fue cómodo y que no habría habido saludo alguno. ¿Dónde fue? En el gimnasio Megatlon sede Alcorta, que está junto al shopping que tiene el mismo nombre. Guillermina estaba en la elíptica y Marcelo sentado tomando un jugo en la mesa de la recepción del gym. Los testigos afirman que es imposible que no se hubieran visto y que no se habrían saludado. Marcelo se terminó yendo y ella se quedó completando su rutina de entrenamiento.
En ese gimnasio ambos tienen abono, ya que se ubica a metros de la torre Le Parc donde Guillermina vive y donde Tinelli vivía hasta que se mudó a la casa en Nordelta. En ese edificio lujoso vivieron como pareja, teniendo dos pisos distintos, uno para cada una de sus familias. Ambos continúan teniendo esos departamentos; Guillermina vive ahí con sus hijos y Tinelli lo usa cuando lo necesita.
Más allá de que el conductor ya no vive en el zona, muchas veces viene a capital por reuniones presenciales o algún compromiso, y si tiene un momento libre no quiere perder su rutina en el gym, que le permite estar en muy buena forma a los 62 años.
Tal vez incluso decidieron no saludarse para evitar alguna foto de un celular indiscreto. Lo cierto es que el fugaz momento pareció reflejar un presente de tensión.