En el penúltimo programa del año, Jey Mammón consiguió a uno de los invitados más difíciles: Nicolás Cabré. El actor, conocido por su poca afición a las notas y a las declaraciónes públicas, aceptó el desafío y no esquivó ninguna pregunta,
Uno de los momentos más jugosos fue cuando le preguntaron por su mala relación con la prensa y no dudó: "A mi sinceramente no me importa lo que digan de mí. Me daorgullo que mis conocidos sepan, nadie me preguntaba si esto o aquello era verdad... ¡Y eso que se decía pavada".
Sin embargo, la molestia venía por el lado de su casa. "Mi viejo odiaba cuando hablaban de mi. Una vez me acuerdo que dijeron que yo era sucio y se puso loco. Le dije que no hiciera nada... después me enteré que había un horario puntual en el que daba vueltas por América, para que lo pararan y poder encararlos".
"Mi papá sabía quién era yo. Y ojo, no es que decía que era un Santo, sabía perfectamente cuál de las versiones era cierta y cuál no; pero yo nunca tuve que explicarle nada... eso me da tranquilidad".
De todos modos, Cabré decidió contar el cambio interno que hizo para poder modificar además su vínculo con los periodistas. "He tratado de modificar algunas cosas, de cambiar porque no creo que todo sea culpa de ellos... pero bueno. Después saqué mis conclusiones de si eso sirve o no", y agrega: "Hoy por hoy, el único límite que pongo es mi hija. Si estoy con Rufi, mejor evitenme. Después entiendo que hay cosas que se van a preguntar, que se van a decir... lo entiendo".